En una operación irresponsable, los mandos de los antidisturbios ordenaron a los agentes entrar en el pueblo para reprimir a los mineros, que habían cortado la carretera y se habían retirado. Pánico, golpes y confusión para personas inocentes fue el resultado de esa locura. El sub-delegado del Gobierno debe dimitir por su ineficacia.
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