miércoles, 7 de agosto de 2013

Artículo en "La Crónica de León" sobre el léxico de Fresno de la Vega.

Así hablamos en mi pueblo, Fresno de la Vega. Natalia Bodega Morán. "En estos días la RAE acaba de hacernos saber que la letra ‘Y griega’ pasa a denominarse ‘ye’, que la ‘ch’ y la ‘ll’ van a desaparecer y nuestro querido alfabeto ya no tendrá 29 letras como ahora, sino 27. Estos son algunos de entre otros muchos cambios a los que tendremos que enfrentarnos a la hora de expresarnos, tanto por escrito como oralmente. Por ese motivo, yo me acuerdo aún más del vocabulario que “los de pueblo”- y lo digo con mucho orgullo-mamamos desde siempre. Todavía hoy en día, cuando nos encontramos en determinadas situaciones, podríamos decir otras palabras más cultas, pero nos vienen a la cabeza y en ocasiones a la boca, los términos más coloquiales y conectados a nuestra tierra; términos que nuestro cerebro sigue guardando en un recóndito rincón y que cuando menos te lo esperas te conectan con tus raíces. En la zona de mi pueblo, Fresno de la Vega, usamos un sinfín de palabras que, a pesar de los distintos cambios que “Los Sabios de la Lengua” quieran realizar, siempre permanecerán inmutables, siendo testigos de nuestros orígenes lingüísticos -que podrán parecer más raros o menos raros- pero que son los nuestros. Yo recuerdo que cuando era pequeña, mi abuelo me decía si me atragantaba con algo: “¡Ten cuidado hija, no te vayas a añusgar; es que tenemos un garguelo muy pequeño!”. También aquellas ocasiones en las que mi abuela me daba algún que otro cotino, que ahora recuerdo con cariño. O cuando los hombres y también las mujeres (porque en Fresno de la Vega , las mujeres también han trabajado y siguen trabajando mucho) llegan a casa y no pueden apenas sentarse de lo que les duelen los cadriles, mientras se ponen las alpargatas y se preparan para llenar la andorga, comiendo unos buenos pispiernos después de haberlos escogollado bien, acompañados por unos corruscos de pan. Yo he visto a mi madre recoger burrajos de la calle, cuando pasaban las caballerías por la puerta de casa, para abonar los tiestos; también había gente que usaba burrajos, pero de vaca, para echarlos a la lumbre y contener las llamas y el calor, ya que tenían paja. Antes no barríamos el patio, sino el corral, ni llevábamos agua en el cubo sino en el caldero, ni usábamos el paño de cocina, sino la rodilla o rodea. ¿Y quién no ha visto achismar o cucear a alguien que todo lo quiere saber?. Si alguien nos llama, haragán, cencerro, cenutrio, farolero, farruco, gamusino, garduño, gilorio, gito, gusmio, muso, maula, no es nos quieran bien precisamente. Todos en Fresno sabemos lo que es un acusica, un sansirolé o un saltipajo; o ahora que ya nos llegan los fríos, quien no se libra de un romaízo, mientras su nariz no hace más que sornear. Así podría continuar con un sin fin de términos que estoy segura que, el que más o el que menos, conoce e identifica con algún momento especial o significativo en su vida, tales como: pestorejo, remuldiar, pusla, pispajo, mudadal, margacena, jurraspia, hozar, furrular, chisquero, escuilla, empapuzar, embiscar, columbreta, caganetas, achiperres, telares, rezungar… Uno puede ser muy culto conociendo y usando correctamente la lengua, pero no lo es completamente cuando no reconoce o reniega de sus orígenes lingüísticos. Animo a todos y todas a que uséis los términos aprendidos en vuestra infancia y a que preguntéis si no entendéis algo, porque esa es la manera en que nuestros antepasados y abuelos siempre estarán vivos en la memoria."

El Reino de León sufrió tres oleadas de ataques vikingos - Artículo de "La Crónica de León"

José Vicente Álvarez de la Cruz / León. Hubo un tiempo en que ver aparecer sus velas en el horizonte inspiraba terror. Eran los vikingos. Un pueblo del extremo norte de Europa que, a causa de la escasez de tierras cultivables y el exceso de población, se subió a sus ligeras embarcaciones y se lanzó al mar en busca de riquezas. Los europeos ya habían sufrido otras invasiones antes. Pero la ferocidad de sus ataques, la rapidez con que se movían y su audacia al escoger sus presas, convirtieron a los vikingos en sinónimo de saqueo y destrucción. Desde que en el 793 asaltaron el monasterio de Lindisfarne, en el norte de Inglaterra, todo el continente supo que la violencia de los ‘hombres del norte’ no conocía la piedad. Cualquier ciudad o pueblo ribereño del Atlántico podía seratacado por sorpresa por estos ‘gigantes’ - su estatura de 1'90 era poco habitual en aquella época- sin que fueran respetados ni siquiera los lugares sagrados. Así, entre el 799 y el 845, los vikingos asolan Inglaterra, Irlanda, los Países Bajos y Francia. Los drakkars -embarcaciones muy livianasque llevaban entre 25 y 60 hombres-remontan los cauces de los ríosy se presentan ante ciudades como París, Burdeos, Lisboa y Sevilla sembrando el caos y el horror. El Reino de León sufrió también estos devastadores ataques. Hubo tres oleadas vikingas. La primera fue en el 850 durante el reinado de Ramiro I, cuando una flota asaltó La Coruña. La ciudad quedó tan destruida que tendrá que ser Alfonso IX, 300 años más tarde, el que reconstruya la población. Los vikingos cometieron en esa ocasión un error fatal, porque abandonaron sus barcos en la costa y penetraron en el interior. Ramiro I reunió un ejército y les esperó junto a sus naves, donde les infringió una durísima derrota. Las fuentes medievales dijeron: ‘‘Fue vara de justicia. A los ladrones les sacó los ojos y puso fín por el fuego a los brujos’’ (A los escandinavos se les consideraba brujos por ser paganos). La segunda oleada tuvo lugar durante el 858. Santiago de Compostela fue atacada. Alfonso III tuvo que pagar un enorme rescate para que se retiraran. La tercera y última oleada ocurrió durante el reinado de Ramiro III en el 966. Nuevamente Santiago de Compostela fue atacada -sin duda, los donativos y ofrendas que recibía de los peregrinos eran un botín muy apetitoso para los invasores- dirigiéndose después al corazón del reino pasando por la ciudad de Lugo. Nuevamente, los piratas fueron derrotados por el ejército del monarca leonés, en esta ocasión al mando del conde Gonzalo Sánchez, quien ejecutó al rey de Noruega Gundemar. A partir del año 1000 los ataques cesaron, quizá por la conversión de los escandinavos al cristianismo. O porque simplemente, el esfuerzo militar que necesitaban sus expediciones se había tornado muy caro ante las precauciones que tomaban los reinos europeos. Comerciar se había vuelto más rentable que saquear. Asta de reno en el Museo. Pero la relación de los vikingos con León no terminó así. Tropas mercenarias de normandos luchaban con los reyes leoneses en sus campañas contra los musulmanes y contra otros nobles cristianos. También a través del comercio y las embajadas hubo intercambios entre los Reyes de León y los reyes vikingos de Inglaterra. Una prueba de ese comercio puede ser la misteriosa pieza de arte escandinavo que se encuentra en el Museo de San Isidoro. Es un extraño objeto cilíndrico de asta de reno que se cree que procede de Suecia o Noruega. Está ricamente tallado con figuras animales y geométricas. A día de hoy se desconoce su utilidad. Hay quien dice que pudo servir como recipiente para contener productos de lujo o quizá reliquias. Otros expertos dicen que tal vez fuera el cubilete de algún tipo de juego de azar. En cualquier caso, su valor es incalculable y los leoneses tenemos la oportunidad de disfrutarlo en nuestra ciudad. ¿Lordemanos vikingo? La conexión vikinga con León podría irtodavía más lejos si se confirmaran las teorías del investigador leonés José Luis Gavilanes Laso y del alemán Joseph M. Piel. Dichos autores dicen quepodría existir un pueblo fundado por los normandos en León. El pueblo en cuestión sería Lordemanos, situado en el sur de la provincia, cercano a Bariones, en el municipio de Cimanes de la Vega. Este pueblo de la Tierra de Campos leonesa sería el único asentamiento de este tipo en España (en Portugal se conoce al menos uno). ¿En que se basan para sostener esta afirmación? En dos hechos coincidentes: el primero es que a los vikingos se les llamaba en Europa ‘normanni’, ‘lormani’ o ‘lordomanni’. El parecido con el nombre de Lordemanos es evidente. Pero es que además, está documentada la participación de mercenarios escandinavos en la batalla de Villadangos, durante la guerra civil entre Urraca y Alfonso I ‘El Batallador’. Era costumbre de la época recompensar a los aliados militares con territorios y feudos. ¿Podría ser Lordemanos la recompensa a los servicios prestados en la guerra?¿Se habrían asentado como pobladores en las tierras leonesas? Si no fuera así, se podría plantear otra hipótesis ¿Podría ser el lugar de destierro de prisioneros vikingos capturados al intentar saquear nuestras tierras? ¿Hay actualmente leoneses de origen vikingo? El enigma sigue ahí esperando a que alguien lo consiga desvelar. Enlace al artículo: http://www.lacronicadeleon.es/2010/10/18/vivir/el-reino-de-leon-sufrio-tres-oleadas-de-ataques-vikingos-101078.htm